jueves, 10 de marzo de 2011

BIOGRAFÍA

Mi nombre es Patricia Martínez, nací el 8 de marzo de 1982, tengo casi 29 años y puedo decir que el tiempo pasa muy deprisa.
Mi vida ha sido muy complicada tanto a nivel personal como a nivel profesional, y han pasado muchos acontecimientos hasta que mi destino me ha llevado a Escuni.
A nivel personal, lo único que quiero decir, es que soy lo que soy gracias a mi madre, siempre ha estado a mi lado, respetando mis decisiones y mis actos y ayudándome a levantarme cuando me he caído y guiándome cuando me he perdido. Por tanto le quiero dedicar este portafolios a ella para agradecerle todos esos momentos que hemos pasado juntas, buenos y malos, y todos los que nos quedan por pasar, que espero que sean muchos. Por todo ello gracias mamá un beso, te quiero mucho.
Mi comienzo en la escuela fue en el colegio San Juan de la Cruz, en él cursé preescolar y 1º de E.G.B. Tuve dos profesoras en esa etapa, Dori y Josefina. Dori fue mi profesora de preescolar y Josefina de 1º. No tengo muchos recuerdos de esa época, era muy pequeña y hace ya muchos años. De lo único que me acuerdo es que en preescolar fui al logopeda, porque no pronunciaba bien la r y estuve unos meses para aprender a pronunciarla. Otro de los recuerdos que tengo de esta etapa es que en la clase de primero teníamos animales en clase, tuvimos una serpiente, un hámster y un pájaro y cada semana se ocupaba uno de nosotros de darle de comer, de cambiarle las jaulas y el terrario…
Después me cambiaron de colegio, porque éste iba a cerrar, me cambiaron  al colegio de enfrente Las Escuelas Pías. Aquí estuve desde 2º de hasta 8º E.G.B. De esta etapa tengo muchos recuerdos, desde los compañeros, los profesores, la escuela de baloncesto, los talleres después de clase…. En esta etapa tuve varios profesores, Ángela que me dio clase en 2º, Mª José que fue mi profesora desde 3º hasta 5º y Eloy que fue mi tutor desde 6º hasta 8º, porque en este último período tuvimos varios profesores que nos daban diferentes asignaturas: Saunier que era el profesor de matemáticas, Alfonso que nos daba pretecnología, Juan Diego ciencias naturales, Padre Enrique que nos daba religión y lengua, Padre Antonio que nos daba inglés… Todos intentaron formarnos tanto a nivel educativo como a nivel personal, ya que teníamos un trato muy cercano y se preocupaban por nuestros problemas y porque estuviésemos bien.
El cambio del colegio al instituto fue un poco duro, porque estaba más lejos que el colegio, porque ibas a conocer a gente nueva, porque ibas a dar asignaturas nuevas, porque los profesores iba a ser diferentes y un sinfín de dificultades que en aquella época parecían muy importantes.
El cambio se hizo un poco más llevadero, porque varios de los compañeros que íbamos al colegio, fuimos al mismo instituto.
La etapa del instituto también fue muy buena, de hecho todavía conservo las amistades que hice en él. Fue un cambio radical, porque los de 1º éramos los más pequeños, tuvimos que aprender a buscarnos la vida poco a poco.
Los profesores de los que tengo mejor recuerdo son La pincho, mi profesora de dibujo de 1º y 2º, tenía 60 años y seguía dando clase porque le encantaba lo que hacía, Lola mi profesora de historia de 2º y 3º que era una profesora recta, exigente y sobre todo se preocupaba porque entendiéramos las clases y no tuviéramos ningún problema con la asignatura, Silvia la profesora de química y Silvia la profesora de biología la cuál fue tutora durante 3º de B.U.P. y C.O.U. que fue la que nos orientó sobretodo en esos dos últimos años para elegir la carrera cuando hiciéramos selectividad.
Yo creo que soy una de las pocas de la clase que realizó C.O.U. y yo realmente fui por ciencias, porque me encanta la química. Cuando hice selectividad no me dio la nota para entrar en química, y una de mis primeras opciones fue Ciencias Ambientales y de hecho fue la carrera que me dieron. Empecé la carrera bastante ilusionada, pero poco a poco me fui dando cuenta, de que no estaba preparada para hacer una carrera en ese momento, porque era muy cría y no estaba centrada, ni sabía lo que realmente quería en mi vida. Tras unos meses en la universidad, me di cuenta de que ese no era mi sitio y gracias a mi profesor de Geografía Humana, con el cual tuve más de una conversación de qué quería realmente en mi vida, llegué a la conclusión de que había otros caminos para poder trabajar en un laboratorio que era lo que a mi realmente me gustaba.
En el verano de C.O.U. estuve trabajando en el Burger King para tener dinero para las vacaciones y durante el primer año de carrera daba clases de matemáticas e inglés a la hermana de una compañera del colegio, aunque sólo era de esas dos asignaturas siempre terminaba ayudándola a hacer los deberes de todas las asignaturas.
Después del primer año de carrera, hice un módulo de grado superior de Química Ambiental, era un módulo de un año de teoría y de seis meses de prácticas. El año de teoría se me paso volando, porque teníamos seis horas de clase al día, tres horas de teoría y tres horas de prácticas en laboratorio. Yo estaba fascinada, porque a mí me encanta cacharrear en un laboratorio. En la primera semana de las prácticas del módulo, hice todas las prácticas que había realizado en la carrera en un año entero. Durante el año de teoría aprendí a trabajar en grupo, porque el proyecto final del curso, fue un trabajo que tuvimos que realizar relacionando todas las asignaturas del curso trabajando en grupos de 7 personas, cada una distinta y con unos orígenes distintos, con experiencias y habilidades distintas. Ese trabajo creo que nos marcó a todos, porque tuvimos que aprender a solucionar problemas y resolver las diferencias con las que nos encontramos, durante muchos meses. En resumen fue una experiencia muy grata para todos los componentes del grupo.
Las prácticas las realicé en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), estuvimos allí, como ya he comentado antes, durante seis meses. Fue una experiencia muy buena y de la que aprendí muchísimo, porque no era un trabajo monótono, sino que cada semana pasábamos por un laboratorio distinto, en los cuales nos explicaban lo que allí investigaban y ayudábamos a los investigadores a realizar los experimentos, mientras ellos nos enseñaban lo que ellos sabían. Con forme fue pasando el tiempo, me iba encontrando más a gusto en ese ambiente de trabajo, y mi tutor, Octavio, que para mí es una persona hoy por hoy muy importante en mi vida, me convenció para que hiciera las oposiciones para el CSIC, para poder trabajar con ellos. He de decir que, en todo momento, me ofrecieron su ayuda para lo que pudiera necesitar. Y así comenzó mi historia de las oposiciones.
 Durante el tiempo que estuve en el módulo, estuve cuidando niños a través de una agencia, eran dos hermanos una niña de seis años María y un niño de cuatro años Daniel. Estuve casi un año y medio con ellos, pero la madre dejó de trabajar por la tarde y tenía tiempo para ellos.
Tenía 21 años, seguía siendo una cría, pero poco a poco iba organizando mi vida, superando pequeños obstáculos para conseguir lo que en ese momento quería. Oposité durante tres años. Mi primer año de oposición fue un entrenamiento para los siguientes. Era la más joven, no tenía la formación de los demás, porque la mayoría de ellos, tenían carrera, masters, cursos….y yo ¿qué tenía?  Pues en cuanto a formación, menos que los demás, porque mi currículum era un módulo de grado superior, pero les ganaba en ganas y sobre todo en ilusión. Pero bueno el primer año, como ya he dicho fue un entrenamiento, porque era mi primera vez, estaba ilusionada pero al mismo tiempo, tenía un poco de miedo por no llegar a conseguir la meta que me había propuesto. Sólo pasé el primer examen, pero estaba contenta, porque tampoco tenía mucha idea de cómo iba aquello y para ser la primera vez, pasar el primer examen no estaba mal. Durante este primer año de oposición estuve trabajando durante ocho meses en una empresa de productos industriales, el trabajo era de tele-vendedora y la verdad que no estaba mal el horario era de 8:30 a 14:30 y el sueldo no estaba mal, todo lo que ganaba lo ahorraba porque en esa época me estaba comprando una casa, y había que pagarla.
El segundo año, me lo tomé de una manera muy diferente. La oposición era mi vida, estudiaba desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, descansando una hora para comer. Llegó a ser una obsesión, pero en el buen sentido, porque mi meta era aprobar y tenía que esforzarme todo lo posible para conseguirla. El primer examen de la oposición era más o menos en el mes de noviembre, trabajaba durante los primeros meses del año y a partir del verano me dedicaba exclusivamente a la oposición. Cómo ya he dicho anteriormente el horario de estudio que me puse era bastante duro, porque mi meta era aprobar la oposición.
Llegó el primer examen, y estaba bastante convencida que iba aprobar, y así fue, de unas 600 personas quedé la quinta, estaba a muy poquito de la plaza. El segundo examen me lo preparé a conciencia, sabía que estaba muy cerca de conseguir mi meta. Llegó el día del examen y estaba un poco nerviosa, pero cuando vi el examen, se me quitaron todos los nervios porque me lo sabía. Disfrute haciendo el examen y salí convencida de que iba a aprobar. Mi sorpresa llegó cuando salieron las notas y vi que no estaba en la lista. Estaba desolada, todo mi trabajo no había servido para nada, asique fui a hablar con mi tutor en el CSIC para contarle lo que me había pasado. Octavio me contó que no había sido culpa mía, que era lo que tenía que pagar por no tener padrino.
Aún con todo eso, fue una experiencia muy grata, porque fueron muchas horas de estudio y muchas horas conmigo misma, y eso me enseño a conocerme más, y saber dónde estaban mis limitaciones. Aprendí a superar obstáculos yo sola y a saber cosas de mí que hasta entonces no conocía.
Después de la oposición, no sabía muy bien qué hacer con mi vida, entregué mi currículum en varias empresas y terminé trabajando en Carrefour. El primer contrato que me hicieron fue de tres meses, el puesto era de vendedora en la sección de electrodomésticos. El primer día fue horroroso, salí llorando de allí. Me soltaron literalmente en la tienda y me tuve que buscar la vida. No tenía ni idea de nada. Y lo peor de todo fue que, mi primer día de trabajo en Carrefour fue un jueves y se acercaba el fin de semana, que era cuando más gente venía a comprar, y yo sin saber dónde estaban colocadas las cosas, cómo utilizar la caja…. Pero el fin de semana se pasó y tampoco estuvo tan mal, gracias a los compañeros que me ayudaron en todo momento.
A los pocos días empecé a trabajar en otro sitio por la mañana, mis días eran frenéticos. Empezaba a las 8:30 en callao en una empresa de seguros de teleoperadora, salía a las 14:00 y me iba corriendo a casa comía y a las 16:00h tenía que estar en Carrefour hasta las 22:00h. Pocos meses después dejé el trabajo de por la mañana, porque no me gustaba mucho el ambiente de trabajo. A los tres meses de estar en Carrefour me hicieron fija, cambió mi horario y mi sueldo, claro. Pasé a tener un horario rotativo de 7 horas de 8-15h o de 15-22h. Al principio me encantaba mi trabajo, me llevaba genial con mis compañeros, me gustaba el trabajo, el sueldo estaba bastante bien, porque teníamos comisiones por todo, pero conforme la crisis fue creciendo, todo esto fue bajando, menos el buen rollo con los compañeros que aumentó. A los tres años de estar en allí, me di cuenta de que aquello no era el trabajo de mi vida. Decidí hacer algo con mi vida, y pensé que lo mejor era volver a estudiar. Me matriculé en Psicología, pero por motivos de trabajo lo tuve que dejar. Tenía tutorías todas las semanas, pero como mi turno era rotativo, había semanas que podía ir a clase y otras que no. Y comencé a perderme cada vez más, porque como iba una semana si y otra no, la semana que volvía no me enteraba de nada. Entre eso y que cada vez éramos menos, porque como no había dinero, no contrataban a nadie y el trabajo seguía siendo el mismo o incluso más, pues no pude continuar con la carrera.
Pero en las navidades del 2009, me di cuenta de que yo no podía seguir allí, estaba estresada, me había cambiado el carácter, estaba siempre de mal humor, y todo era por culpa del trabajo, estaba cada día más quemada. Asi que el 5 de abril de 2010, fue mi último día de trabajo en Carrefour. Decidí que ya había llegado el momento de volver a cambiar de vida y hacer algo que realmente me gustara. Y Por esa razón terminé en Escuni, porque siempre me han gustado los niños y me gusta lo que estoy haciendo.
En esta última etapa de mi vida, me cambio mucho todo desde mi vida personal a mi vida profesional, y por eso antes de terminar el relato de mi vida, quiero darle las gracias a mi chico guapo, por todos esos momento de lágrimas, estrés y risas, que sin los cuales y sin su apoyo no podría haber podido dar un cambio radical en mi vida. Muchas gracias cariño por todo esto y por mucho más, mil besos. Te quiero.
Esta ha sido mi vida desde que recuerdo, he hecho mil cosas, he estudiado varias cosas el módulo, la oposición, he trabajado de peluquera, cuidando niños, de teleoperadora, de vendedora de electrodomésticos…. Y quiero decir que en todos ellos y en todas las etapas de mi vida, he aprendido muchísimas cosas tanto a nivel personal como a nivel profesional y espero que todo ello me sirva para poder ser el día de mañana una buena profesora

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